
cabizbaja, con los ojos entristecidos repitiendo esa tranquila y melancólica melodía en mi cabeza una y otra vez sin cesar. Pensando simplemente en dos palabras "por qué" ¿por qué tiene que existir la palabra por qué? O mejor dicho, ¿por qué a veces no le encontramos respuesta al por qué?. Frustante, llego a la orilla, me detengo, espero a que la ola vuelva paulatinamente y moje mis cálidos pies causándome un pequeño escalofrío en todo el cuerpo... suspiro, y avanzo hasta las profundidades repitiendo una y otra vez la melodía melancólica.